Entre el ornamento y la resistencia, Lady Bloom florece donde no la esperaban.

Mujer vestida de paisaje, cuerpo camuflado entre pétalos, ha aprendido a no molestar, a ser vista sin ser mirada. Pero algo germina bajo la quietud: una vibración, un temblor, una memoria antigua que empuja hacia la ruptura.

Una pieza coreográfica en el umbral de lo visible y lo invisible, entre lo bello y lo subversivo. Lady Bloom desmonta el ideal de la “mujer florero” y revela la potencia de lo que crece en silencio.

Un jardín que ya no es jardín. Una flor que no adorna, se mueve. Una mujer que ya no pide permiso.